SECCIÓN PSICOANÁLISIS
C.C.C.C. sección Psicoanálisis intenta abrir un espacio de discusión estrecha sobre las razones por las cuales algunos eligen participar (ya como paciente, ya como analista) de una disciplina que promueve el silencio, la cara de llovizna y el mal aliento.

En esta Córdoba infectada de Psicólogos recién recibidos, sin trabajo -de pacientes recién angustiados, sin trabajo-, el negocio de las escuelas se ha convertido en una excelente oportunidad para hacer unos pesos formando profesionales y preparando pacientes que de lo contrario estarían en su casa mirando televisión. A esto debe siempre sumarse un anhelo desenfrenado por llenar los consultorios y poner las orejas en alquiler.

Pero nos se alarme, hoy empezamos un proceso de avispe... ¡Lea, aprenda... y pague!... que lo bueno podría costar más barato.


Consejos al analizante sobre el tratamiento


Avisos breves y precauciones
Por: Ocotav Anoni


Si decide visitar al analista tenga en cuenta:



Nunca llegue antes del horario convenido. Si esto le sucede inevitablemente (un poco por la ansiedad, un poco por la angustia), son dos las opciones:


1. Esperar en la esquina.
2. Golpear a su puerta… y esperar en la esquina.


[Los psicoanalistas, estén haciendo lo que estén haciendo, jamás atienden a nadie antes del horario convenido.]


Cuando por fin llegue su momento, golpee la puerta suavemente (o el timbre, según el caso). Espere luego las siguientes respuestas:


1. Su analista abre la puerta y le pide en voz muy baja que lo espere un minuto más... ahora tiene tiempo para lavarse las manos...


2. Abre la puerta cinco o diez minutos después del horario convenido para pedirle que ingrese al consultorio rápidamente; pero usted está en el baño de la sala de espera lavándose las manos... pierde su oportunidad...


[Los psicoanalistas fueron entrenados para hacer esperar a sus pacientes, cualquiera sea la cosa que estén haciendo (incluso atendiendo a otro paciente). Consideran que atender puntualmente es un signo de obsecuencia, sobre todo porque el que tiene el dinero es usted. El consultorio es el único lugar donde el cliente nunca tiene la razón.]


Esta parado justo en la puerta y su analista se dispone a dejarlo pasar. Tenga en cuenta los siguientes consejos:

1. Evite los besos, sobre todo los de lengua (los analistas están entrenados para la abstinencia... al menos eso dicen.)


2. No le dé la mano con firmeza; encontrará un miembro frío e inconsistente.


3. No lo mire a los ojos, eso se considera un desafío propio de pacientes que no quieren asumir su podredumbre (Sino para qué van al analista).


[Lo aconsejable es ingresar al consultorio con mirada subterránea, suspirando a buen ritmo, y aunque los psicoanalistas están entrenados para detectar las pantomimas histéricas, eso le dará el perfil de obediencia atinado para iniciar el trabajo analítico.]




Relájese y hable... Si le piden que se acueste no se asuste... El consultorio es el único lugar donde uno se acuesta para hablar...

Concluida la sesión, abone los honorarios convenidos... Eso sí: Pagué justo... los analistas no dan vueltos.
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Estos consejos han sido ilustrados con dibujos de Luiso, sobre una idea de Totislao

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